lunes, marzo 18, 2013

Imagina un Mundo.


Imagina un mundo, y en él a dos seres distintos. Distintos, pero no diferentes. Imagina que tú eres uno de esos seres, y que tu distinción es señalada. Es más, imagina que no sólo eres señalada, que también eres ignorada, golpeada, violada, asesinada.

Imagina que cuando naces tu padre pone cara de disgusto –es niña-, le dijeron; tu padre esperaba un “varoncito”. Imagina que en otro lugar, la partera debe cobrar menos por su trabajo. No es lo mismo que ayude a que venga al mundo una mujer que un hombre, por supuesto.

Imagina que siendo una niña te mutilan los genitales. Tú no debes sentir placer. No naciste para eso. Hay que evitar que cometas algún pecado.

Imagina que desde que comienzas a comprender las palabras te dicen lo que debes ser. No eres una niña, debes ser una niña. Tú debes ser bonita, bien portada y vestir de rosa. Tú no puedes jugar con carritos, parecerás un niño si lo haces. Para ti son la “barbies” y las muñecas. También debes ir aprendiendo a ser una mujer.  Pues es importante que comprendas que una mujer es delgada y de piel blanca; o tal vez se te perdone ser de otro color, siempre y cuando seas delgada, tengas el cabello muy bien planchado o con rizos definidos. Amanezcas maquillada y muy bien vestida. Igualmente debes ir aprendiendo a cargar un bebé. Es más, debes hacerlo tan bien para que creas que es lo mejor que sabes hacer. Pero cuidado, no se te ocurra decidir en qué momento quieres un hijo. Es pecado usar anticonceptivos. Que sean los hijos que Dios te dé. Tú cuerpo, tú misma fuiste diseñada para eso. Desgraciadamente el sexo es necesario para dar la vida, pero no te atrevas a disfrutarlo, parecerás una puta si lo haces. Que lo disfrute tu marido, él si puede hacerlo.

Imagina que toda la vida te recuerdan “tu condición”. Que tu “condición” te hace ser débil y cobarde. Te lo han dicho tantas veces que lo crees. Que “tu condición” te hace ser tonta. Que para fin de no serlo deberás hacer un gran esfuerzo en demostrar lo contrario. Les deberás demostrar que tú también puedes como ellos; y bien que te lo reconocerán, y te dirán-¡mira, y a pesar de ser mujer!

Imagina que a ti no te miran a los ojos. Y que poco importa lo que digas, es preferible mantener la boca cerrada; quizá hasta aprendas algo escuchando. O que sí te dejan hablar, pero que cuando terminas nadie recuerda lo que dijiste ¿qué cosa de importancia puedes decir tú?

Imagina que has sido una buena mujer si atendiste a tu padre, a tus hermanos, a tu marido y a tus hijos. Imagina que te levantas más temprano que los demás, que para cuando se levanten, el desayuno debe ya estar listo ¡Imagina que no se dan cuenta de todo lo que al día tienes que hacer! Que la casa está limpia todos los días, que la ropa, limpia y planchada. Que sacaste la basura. Que tres veces al día hiciste de comer. Imagina que eres tú quien al final se acuesta. Imagina que tú no descansas. Que incluso no te alcanza el día para terminar. Imagina que tú no tienes un salario, ni día de descanso, ni vacaciones ni aguinaldo, ni jubilación. Ni siquiera un “gracias”. Imagina que incluso te dicen al final del día –Tú no hiciste nada en todo el día, me debes cumplir como mujer-. Imagina que estás cansada, pero que sabes que tienes que acceder.
Imagina que a ti no te dan trabajo ¿qué tal si te lo dan y se te ocurre no venir por tener cólicos? no;  y peor aun ¿qué tal si te embarazas? Vas a retrasar la producción. Y luego pagarte incapacidad y todas esas cosas… mejor no.

Imagina que aun así te dan el trabajo, pero debes tener claro que, dada “tu condición” te pueden correr en cualquier momento. Imagina que te lo dan. Pero a ti no te van a pagar lo mismo, recuerda que eres más débil, y menos inteligente, tú no haces ni sabes lo mismo que él.

Imagina que estás sola. Imagina que te debates entre estar sin dinero y con tus hijos, o con un trabajo pero sin ellos. Imagina que para poderlos alimentar debes dejarlos solos. Imagina que la gente dice que no cuidas a tus hijos, imagina que les pasa algo mientras no estás, imagina la culpa… pero, tenías que estar trabajando.

Imagina que vas por la calle y te chiflan, y te gritan, y te desean. Imagina que bajas la mirada y te aguantas hasta doblar la calle. Pero ya es muy noche y alguien te espera en la oscuridad. Te golpean y te violan. Y te dicen que es tu culpa “tenías la falda muy corta, o el pantalón muy apretado, o estabas muy maquillada…” 
Imagina que te secuestran y que funges como esclava. Que para ellos, los poderosos, los del dinero, eres sólo un cuerpo. Eres sólo una diversión. “Mujeres, dinero y poder” dicen, eso es tenerlo todo. Y te venden o te asesinan. Y que para ti no existe justicia.

Imagina que diste la vida en los cambios de la historia, en las independencias, en las revoluciones. Que entregaste tu vida por los demás.  Que sin ti no hubiera sido posible. Pero imagina que nadie sabe que lo hiciste, que poco importa que lo hayas hecho. O que algunos si lo saben, pero prefieren ignorarlo. Imagina que las páginas de la historia están llenas de nombres, pocas de “ella”, la mayoría de “él”.

Imagina que la vida humana sin ti no sería posible. Imagínalo, ¿ya te diste cuenta? Eres mujer. Todos somos mujeres, porque a todos nos toca dignificar la gloria de la vida y defenderla también una obligación es.

Imagina un mundo, y en él a dos seres distintos. Distintos, pero no diferentes. Distintos pero iguales. Imagínalos luchando juntos por la libertad.

Que no baste imaginar.

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