Por: Iván Alonso
El 2 de febrero, el 23 de septiembre, el 2
de diciembre, podrían ser otros tantos días del guerrillero heróico. Al pasar
de los años pareciera que la muerte de tantos grandes hombres ha sido en vano,
pero no es así; han dejado una semilla de dignidad que a nosotros nos toca
cultivar. Es nuestro deber darle sentido a sus esfuerzos y vidas, por medio de
la continuación de su lucha.
Al fin y al
cabo, sabemos que esta causa, que es la de los mexicanos que verdaderamente
aman a su patria, no morirá nunca y que finalmente, con los brazos y la
decisión de los hombres y mujeres del pueblo de México, saldrá victoriosa por
sobre sus enemigos… [Genaro Vázquez Rojas] (Ortiz, 1972, pág. 24).
Vida y lucha pacífica
Genaro Vázquez Rojas nació un 10 de junio de 1931 en San Luís
Acatlán Guerrero. Su padre, Alfonso Vázquez, fue un líder campesino que llevó a
Genaro desde chico a las asambleas de ejidatarios.
Estudió en la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa, en el municipio de
Tixtla Guerrero. Se graduó de la Escuela Nacional de Maestros en el Distrito
Federal, donde fue líder de la Sociedad de Alumnos. Estudió leyes durante
cuatro años en la Universidad Nacional Autónoma de México. A partir de 1957 se
desempeñó como profesor en la ciudad de México y participó activamente en el
movimiento magisterial por mejores salarios e independencia sindical. Durante
el tiempo que estudió en la capital y mientras ejerció su profesión, jamás
perdió contacto con los campesinos de Guerrero.
En 1957, en Guerrero, tomó posesión de la gubernatura el General
Raúl Caballero Aburto, cuyo gobierno se caracterizó por la corrupción, la
intransigencia y la represión brutal para con toda disidencia u oposición
política.
En 1959 Genaro deja para siempre el magisterio y se aboca a la lucha
en defensa de los campesinos. En ese año, participa en la constitución de la
Asociación Cívica Guerrerense (ACG) que se forma de la unión de varias organizaciones
de productores agrícolas para luchar en contra de los bajos precios que las
compañías norteamericanas pagaban por sus productos.
En 1960, ante los abusos y corrupción del gobierno de Caballero
Aburto, los “cívicos”, como son llamados los miembros de la ACG, plantean a la
sociedad la posibilidad de exigir la desaparición de poderes en el estado y la
investigación, por parte de instancias federales, de los delitos del gobierno.
En octubre de ese año, dos sucesos desencadenan la movilización
popular que será de inmediato guiada con éxito por los cívicos. Por una parte,
comienza una batalla de intrigas políticas entre Caballero Aburto y el entonces
alcalde de Acapulco, Jorge Joseph Piedra, quien será finalmente destituido de
su cargo el 21 de noviembre. Por otra, el 21 de octubre estalla la huelga en el
Colegio del Estado, máxima casa de estudios de los guerrerenses. Los
estudiantes piden la destitución del director de la institución, Alfonso
Ramírez Altamirano, y la reforma de los estatutos vigentes.
Ese 21 de octubre, como era de esperarse, Caballero Aburto desplegó
de inmediato a las fuerzas policíacas y militares. Ante la presencia del
ejército, cientos de ciudadanos se dieron cita frente a la casa de estudios en
Chilpancingo, en apoyo a los estudiantes. Para el 23 de octubre cuando Aburto
mandó a sus representantes a buscar el diálogo con los huelguistas, el pueblo,
instigado por los cívicos, exigía ya la desaparición de poderes en el Estado.
El 30 de octubre los cívicos se instalaron frente al Palacio de
Gobierno (en una forma de protesta que se conocería como “paradas cívicas”) y
comenzaron una jornada intensa de agitación con altavoces que duró todo ese día
y su noche. Por la madrugada del día 31 fueron desalojados por el ejército y se
refugiaron en el kiosco del jardín Nicolás Bravo, donde continuaron con la
agitación hasta el 4 de noviembre en que fueron nuevamente desalojados de forma
violenta. A partir de ese momento se instalaron frente a la huelga de los
estudiantes. Mientras esto ocurría en Chilpancingo, los cívicos hacían
agitación por distintas partes del Estado, sobre todo en Iguala y Atoyac de
Álvarez.
El 20 de noviembre una manifestación de entre 10 y 15,000 personas
en Chilpancingo pide la desaparición de poderes en el Estado. En Acapulco, el
día 21, Joseph Piedra es restituido en su cargo por un gran grupo de
manifestantes, para ser, ese mismo día, destituido definitivamente por el
cabildo.
A pesar de las manifestaciones multitudinarias por todo el estado,
la Cámara de Diputados, en sesión de emergencia, resuelve no desconocer los
poderes locales. El desánimo, a partir de ese momento, cunde en los distintos
frentes. Muchos claudican, pero Genaro emprende una gran campaña de
reorganización.
El 30 de diciembre, mientras el jefe de la ACG se ocupaba en la
costa grande de la organización de un contingente para marchar a la ciudad de
México, en Chilpancingo el 27 Batallón dispara contra el pueblo desarmado en la
alameda Granados Maldonado, frente a la Universidad tomada.
Ante el escándalo internacional ocasionado por la masacre, el Senado
de la República declaró desaparecidos los poderes del estado el 4 de enero de
1961. Para el día siguiente, 5 de enero, se designó a Arturo Martínez Adame
para terminar el periodo.
Los detenidos fueron puestos en libertad y Genaro comenzó a hacer
gestiones para la solución de los graves problemas de los campesinos cuya
desatención había, en parte, causado el movimiento contra Aburto. Se encontró
con las mismas negativas.
En 1962 la ACG impulsa la candidatura independiente de José María
Suárez Téllez para gobernador del Estado y las de varios candidatos a las
alcaldías de los ayuntamientos. Las elecciones transcurren de la manera
habitual en México: coerción, robo y manipulación de urnas, acarreos, etc.
Además, los votos logrados por los cívicos son desconocidos incluso donde sus
candidatos, a pesar de todo, habían obtenido la mayoría. Es impuesto Raimundo
Abarca Alarcón como gobernador. El 30 de diciembre los cívicos, encabezados por
Genaro Vázquez, se manifiestan frente el Palacio Municipal de Iguala, que
permanece tomado por el ejército. En la madrugada del día 31 la policía y los
militares disparan contra los manifestantes en lo que se conoce como “La matanza
de Iguala”, pretextando que los cívicos intentaban tomar la Presidencia
Municipal. Los candidatos de la ACG son detenidos. Genaro es señalado como
instigador de la revuelta y acusado de asesinar a un policía. Se ve forzado a
dejar el Estado y vivir en la clandestinidad.
Entre 1963 y 1966 Genaro viaja por varios estados de la república,
trabaja como jornalero en Sinaloa y Sonora y funda la Central Campesina
Independiente (CCI).
En 1966, al frente de la ACG y bajo el acoso del aparato represivo
del Estado, logra la unificación de distintas organizaciones en un frente de
lucha: el Consejo de Autodefensa del Pueblo, cuyo programa es el de los siete
puntos, adoptado con antelación por la ACG y que aquí reproducimos:
- Por la libertad política, que implica la salida del gobierno de
todos los caciques y el advenimiento de un régimen popular de obreros,
campesinos, intelectuales patriotas y estudiantes; así como el
implantamiento de las libertades democráticas conculcadas por el actual
régimen.
- Por la planificación científica de la economía, a fin de
aprovechar al máximo nuestros recursos naturales, teniendo como meta dar
mejores condiciones materiales y culturales de vida al pueblo.
- Por el rescate de la riqueza minera en manos de empresas
imperialistas de Norteamérica.
- Por el respeto de la vida política sindical interna, la
efectividad y ampliación de los derechos obreros.
- Por el reparto de los latifundios y el rescate de las riquezas
madereras en manos de rapamontes insaciables y la entrega de las mismas a sus
dueños los campesinos.
- Por la aplicación de la Reforma Agraria Integral y el
impartimiento de las prestaciones y servicios sociales a toda la
población.
- Por la alfabetización y el desarrollo cultural del pueblo.
Está de más observar que, punto por punto, este programa sigue
siendo vigente hoy, a más de 40 años de que fuera planteado.
El 11 de noviembre de ese año (1966), Genaro es aprehendido a las
puertas de la CCI en la ciudad de México. De inmediato es trasladado a
Chilpancingo y luego a Iguala, donde es condenado a 40 años de prisión por los
delitos de subversión, disolución social, homicidios tumultuosos y lesiones.
En 1968 se forma el primer comando armado de la ACG que, el 22 de
abril de ese año, libera a Genaro de la prisión en un exitoso asalto contra la
escolta que trasladaba al líder de la ACG del Centro de Salud a la cárcel de
Iguala. A partir del rescate, se inició una persecución de varios días por la
sierra para re capturar a Genaro. En una emboscada que les tendió el ejército murieron
dos de los camaradas que participaron en el asalto, Roque Salgado Ochoa y
Filiberto Solís Morales. En honor a ellos, el hijo menor de Genaro llevó el
nombre de Roque Filiberto Vázquez Solís.
Los esfuerzos de las fuerzas federales y locales por atrapar a los
fugitivos resultaron inútiles ya que estos contaban con el apoyo incondicional
de los campesinos pobres de la sierra guerrerense. Una vez en la montaña,
Genaro, ya convencido de que no quedaba otro camino que el de las armas, se dio
a la tarea de organizar la guerrilla. La ACG se convirtió desde entonces en la
Asociación Cívica Nacional Revolucionaria (ACNR).
La guerrilla.
No se sabe a ciencia cierta la cantidad de integrantes que llegó a
tener la ACNR, pero esta contaba con un gran apoyo de los campesinos, quienes,
a pesar del acoso y las vejaciones que sufrían por parte del ejército, nunca
denunciaron el paradero de la guerrilla. También contó con muchos simpatizantes
y colaboradores en el Distrito Federal, Chilpancingo e Iguala, principalmente.
Por los comunicados de que se dispone, podemos saber que la ACNR
contó, por lo menos, con tres comandos armados: el “Gral. Juan Álvarez”, el
“Gral. Emiliano Zapata” y el “Gral. Vicente Guerrero”. Las armas las obtenían
por intercambio, de traficantes de drogas que las traían del extranjero. El
financiamiento procedía de los actos de expropiación que se realizaban contra
la burguesía nacional, como asaltos y secuestros de ricos empresarios. El lema
de la ACNR, que aparecía en los comunicados es: “Lograr la liberación de México
y una patria nueva o morir por ella”.
La ACNR se hizo responsable de un asalto bancario, del intento de
asalto a una camioneta de valores (en el que fuera aprehendido Florentino
Jaimes), del secuestro del banquero Donaciano Luna Radilla y del famoso
secuestro del concesionario de la Coca-Cola en Guerrero y, por entonces, rector
de la Universidad del Estado, Jaime Castrejón Díez, por cuya liberación se
obtuvieron dos millones y medio de pesos y la liberación de nueve presos
políticos que se refugiaron en Cuba, donde pudieron salvar la vida.
Castrejón Díez fue secuestrado un 19 de noviembre de 1971 y liberado
el 1 de diciembre. Al día siguiente de la liberación, 2 de diciembre de 1971,
el gobierno federal desplegó 3,000 soldados para que capturaran a los rebeldes.
Sin embargo, no pudieron dar con ellos gracias, otra vez, al apoyo que recibían
de los pobladores de la sierra.
Sobre su pensamiento.
Genaro Vázquez
Rojas nunca fue un hombre de sangre. Ni siquiera fue un hombre que creyera
fundamentalmente en la violencia como la mejor o la única vía para darle el
éxito a su lucha entrañable y generosa que él apoyó siempre en el amor. […]
–siempre, hasta la madrugada de su injusta muerte, los libros le significaron
armas más penetrantes que las metralletas–(Ortiz, 1972, págs. 42-43) escrito
por Humberto JuradoGuízar.
Genaro fue un hombre culto y sensible. En una etapa de su vida creyó
que los problemas históricos de su pueblo podían solucionarse por la vía
pacífica. Sin embargo, tras muchos golpes a aquella convicción, al no recibir
de las autoridades nunca respuesta favorable y siempre represión, se convenció
de que la vía pacífica estaba clausurada. No podía ser de otra forma, pues los
gobernante entonces, como ahora, eran llevados al poder por la oligarquía y
sólo a ella servían.
Genaro Vázquez fue un revolucionario que entendió a cabalidad su
papel como tal. Durante su lucha armada rompió con el Partido Comunista
Mexicano por su actitud conciliadora con el régimen y con la CCI porque sus
líderes se volvieron en oportunistas. Como hombre congruente que era, su
transitar por la vida política estuvo marcado por los rompimientos con
organizaciones y compañeros que paulatinamente fueron perdiendo el rumbo revolucionario
ante la presión, la intervención estatal o la claudicación por intereses
personales. Al mismo tiempo, fue estrechando cada vez más los lazos que lo unían con el pueblo honesto y humilde
en aras del cual entregó todo y del que recibió gratitud y apoyo verdadero en
su lucha pacífica y armada.
Sus convicciones eran profundamente marxistas. Sin asumirse como
pro-soviético, pro-cubano ni pro-chino, aseguraba tomar como guía y motivación
las luchas históricas de estos pueblos por su liberación; se dice que el día de
su muerte llevaba entre sus pertenencias el libro rojo de Mao.
Se esforzó siempre por hacer entender a los demás que la injusticia,
el despojo y la corrupción no son atributos inherentes a la vida en sociedad,
sino que son enfermedades o desviaciones de lo que debería ser una vida social
digna y humana.
Cuando uno
está allá en su pueblo en la Costa Chica, o allá arriba en la montaña, y no ha
visto otros mundos, todo esto no le llama la atención y uno cree que eso y nada
más es la vida. Pero cuando uno va a México a la escuela y observa otras formas
mejores ¡gravemente mejores! y va entendiendo poco a poco que las diferencias
no son naturales, sino que obedecen a una deformación de la sociedad, entonces
uno entiende la injusticia.(Ortiz, 1972, pág. 43).
[…]Sí
compañero: que aprendan bien. Porque aprender es lo que les falta a los
guerrerenses, a todos los mexicanos, para no seguir siendo pisoteados. Cuando
el pueblo aprenda, los que gobiernan van a entender que esto no puede seguir
así, que la injusticia no puede permanecer para siempre. ¡Ellos tienen que
entender!(Ortiz, 1972, págs. 43-44).
Fiel a sus ideales, nunca claudicó. Sólo la muerte lo apartaría de
su lucha por una patria liberada.
[…]¿Tú crees
que a mí me va a gustar dejar a mi vieja y a mis hijos abandonados? Pero cuando
uno nace tiene que saber para qué pues nace. Vivir nomás por vivir, nomás para
ti, carece de sentido. ¡Sirve para algo! Y yo creo que servir para que este
pueblo nuestro despierte, para que se dé cuenta de todo lo grande que puede
ser, es servir para algo. […](Ortiz, 1972, pág. 48).
Su muerte
Un gran misterio rodea la muerte del comandante Genaro Vázquez. En
la madrugada del 2 de febrero de 1972, el auto en el que viajaba, junto con el
segundo al mando de la ACNR José Bracho Campos y otros tres camaradas, se
estrelló contra el alerón de un puente en la carretera México-Morelia. Según la
versión oficial, murió en el hospital de Morelia por fractura en el cráneo
debida a la contusión sufrida en el choque. Sin embargo, quienes viajaban con
él aseguran que sus heridas no eran de gravedad y que lo más probable es que
los soldados, al conocer su identidad, lo ultimaran ahí mismo o lo dejaran
morir.
El 3 de febrero la noticia de su muerte era ya conocida en todo el
país. Ese día, sus restos arribaron al pueblo que lo vio nacer en 1931. Por la
tarde, alrededor de 150 estudiantes marcharon por las calles de Chilpancingo
lanzando vítores en su nombre. Fue sepultado el día 4 en su pueblo natal ante
una concurrencia de más de 2,000 personas.
José Bracho Campos fue atrapado, maltrecho por el hambre y con una
herida en la cabeza, unos días después del accidente en la sierra michoacana.
Así, la ACNR perdía a sus dos comandantes principales en la misma tragedia.
Bibliografía
Illades, Carlos. (2000). Breve
historia de Guerrero. México: Fideicomiso Historia de las Américas, CM y
FCE.
Juárez, Justino. (2004). Mira
paisano, esto no tiene otra salida. Recuerdos de la lucha con Genaro Vázquez,
Entrevista a Florentino Jaimes. En: Revista REBELDIA, número 15, enero de 2004.
pág.
Ortiz, Orlando. (1972). Genaro
Vázquez. México: Editorial Diógenes.
Peláez, R. Gerardo (n.d.) 30 de diciembre de 1962. La matanza de
Iguala, Recuperado el 23 de enero de 2013 en http://www.uom.edu.mx/rev_trabajadores/pdf/64/64_Gerardo_Pelaez.pdf
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